Hace no mucho tiempo decidí cambiar el rumbo de la historia. El ser humano no debería ser cómplice de su vida viviéndola en tercera persona. Y así fue. Decidí saltar al vacío, a ver qué ocurría. Dejé de pensar en aquello que me faltaba o me sobraba, y me dediqué a pensar en aquello que es suficiente. Dejé de catalogar y etiquetarlo todo, dejé que las cosas simplemente fueran como son. Por algo ocurre todo. Dejé de creer en fantasías y simplemente vivir el ahora. Y es en este instante cuando me alegro de haber racionalizado una porción de mi vida para darme cuenta que realmente sí existen las fantasías.
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